"Orgullosos e impacientes, eso es lo que somos. Nos cuesta dejar que nos ayuden, incluso cuando en dicha ayuda pesa más el beneficio que la vergüenza que pasamos al reconocer que necesitamos ser ayudados. A veces, simplemente la paciencia con el prójimo se puede convertir en ayuda. La paciencia es un bien desvalorado.
Todos venimos aquí a lo mismo, diferentes cartas, mismas reglas. Sólo con ayudar y dejarnos ayudar (siendo menos orgullosos), y teniendo paciencia con nosotros mismos y con el de al lado; esto cambiaría para mejor."
* 22/4/10
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