martes, 17 de abril de 2012

¿QUÉ DEJO ATRÁS?

Ando un poco trastocado desde que me he enterado que un compañero de profesión padece cáncer de colon. Me he pasado horas enteras hablando con él, de lo dura que está la vida, como ha caído la faena, como ha cambiado todo, como nos tenemos que ver, y a ver donde nos veremos si la cosa sigue igual.

Estás luchando por subsistir, cada uno con sus problemas, fabricando un mañana, esforzándose... Y de repente llegan y te dicen que tienes cáncer de colon. No me hago a la idea de lo que sería que me lo dijesen a mi, o a algún familiar o allegado mio.
De repente la vida te da un golpe; todo aquello en lo que estás sumido día tras día, todas aquellas preocupaciones que muchas veces magnificamos para tener ocupada la mente, (cuando pre-ocupación no debería ser ocupación) pierden toda importancia. 

Todo el mundo dice que cuando te sucede un hecho traumático de este calibre, (o bien te diagnostican una grave enfermedad o por ejemplo has tenido un accidente del que te has librado de la muerte por los pelos... hablando sin conocimiento de causa), la vida te cambia. Tu escala de prioridades se transforma, y dejas de valorar ciertas cosas para valorar otras. De momento mi compañero ha dejado fulminantemente de trabajar, y es probable que no lo vuelva a hacer, incluso por voluntad propia: "aunque todo vaya bien, y vuelva a estar sano no creo que vuelva a trabajar", me dice. Tiene 55 años y le quedarían 10 años (o ahora doce si nos jubilamos a los 67), para jubilarse. "Me he pasado toda la vida luchando, madrugando, con dolores de cabeza por intentar salir adelante, y ahora me encuentro con esto. Se acabó, pase lo que pase se acabó." Y a mí que me parece genial, la verdad. 

Leía esta mañana de madrugada, en el "XL semanal" (revista que da el periódico "abc" los domingos), de la semana pasada, (domingo 8/4/2012) un reportaje sobre las enfermedades que más afectan a los hombres, (pág. 17-27, "Los grandes enemigos del hombre" por Marisol Guisarola). Entre otras cosas detalla cuatro enfermedades típicas que se dan más en varones que en mujeres y que la mayoría de veces acaban en muerte, aunque si las enfermedades las encontrasen en estados tempranos, en teoría serían fácilmente tratables. Dice que las mujeres viven una media de 10 años más que los hombres, entre otras cosas porque en cuanto al tema de chequeos médicos y prevenciones están más dispuestas a asistir al médico que los hombres, facilitando así la detección de enfermedades en un estado temprano, siendo así más fácil de curar. 

Entre el reportaje que he leído y lo reciente de la noticia de mi compañero, se me ha dado por pensar que en el caso de que  yo muriera súbitamente en este instante, ¿Que es lo que dejo atrás? ¿Cual es mi legado? 

Otras veces me he hecho esas mismas preguntas, es más, estoy seguro de que no soy el único que me las hago. A las respuestas que encontraba, no les daba importancia: que si "carpe diem", no cabrearme ni preocuparme tanto, en definitiva disfrutar más de la vida y "bla bla bla", era filosofía barata que acababa olvidando a la primera de cambio 

El caso es que esta vez, no sé si es por que aún estaba medio adormilado o por que lo que he desayunado lo he digerido de diferente manera, pero las preguntas me han calado hondo. Si en este momento dejara de estar, no dejaría gran repercusión a mis espaldas. Dejar atrás supone avance, dejo atrás todo lo que he avanzado o he obtenido a lo largo de mis 25 años de vida. Me he parado a pensar, y aun me falta mucho por hacer, de hecho siendo sincero me falta conseguir todo aquello a lo que aspiro en la vida. En consonancia con lo que decía antes cuando hablaba con mi compañero sobre lo costoso del día a día, nos dejamos arrastrar por una rutina y unas preocupaciones autoimpuestas en muchos casos, que no nos permiten avanzar ni disfrutar del momento: nos levantamos cada mañana y nos dejamos llevar por el devenir de los acontecimientos con una mezcla de comodidad y tediosidad. Cómo una cita dice: "nos pasamos la vida esperando a que pase algo y lo único que pasa es la vida." Y si en este momento me voy, lo haré en un estado profundo de pasotismo y autocomplacencia del que no estoy orgulloso. 

Quiero mirar hacia adelante, sí, pero saboreando cada instante.

Quiero mirar hacia adelante, sí, pero esforzándome en conseguir aquello que miro y no dejarme llevar. Saliendo las veces que haga falta de mi zona de confort.

Quiero mirar hacia adelante, sí, pero sobre todo quiero mientras miro poder ser feliz y que los de mi alrededor lo sean, por que sé que si ellos lo son yo lo seré (acto egoísta / altruísta). Así, que llego a la conclusión de que tengo que hacer más por los que están a mi alrededor.

A partir de ahora, voy a intentar hacerme esta pregunta más a menudo: ¿Que dejo atrás? y cuando lo haga en vez de dar respuestas de filosofía barata, quiero acordarme de este día y de las conclusiones a las que he llegado por que se que con ellas cuando mire lo que dejo atrás en un futuro, no tendré nada que reprocharme. 

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